Antes de que el rock and roll llenara estadios, antes de los solos épicos y de las melenas al viento, alguien tuvo que dibujar los planos. Alguien tuvo que tomar el blues, el country y el R&B, y construir con ellos algo completamente nuevo, vibrante y dirigido a una generación que no sabía que lo estaba esperando. Ese arquitecto fue Chuck Berry, y su herramienta de diseño fue una guitarra Gibson.